28/03/2024

Un hito luminoso. Todo sexo es política: el aborto también

Por Revista Herramienta

(Nota publicada en Moléculas Malucas, republicada con autorización de la autora)

Partiendo de la publicación El sexo y la lucha social, de Victor Francis Calverton, Mabel Bellucci analiza en este artículo cómo se inscribía la disputa del sexo a principios del siglo pasado y cómo el régimen capitalista también regulaba la esfera privada e íntima.

 

"El sexo y la lucha social", Ediciones Imán, Buenos Aires, 1935. Fuente: Archivo Librepensadoras Liberacionistas.

 

En la Argentina, durante la década del 30, se produjo un recambio generacional dentro de las filas anarquistas que impulsó a la creación de nuevas editoriales a cargo de agrupaciones, militantes y escritor*s de talla. De esta manera, se presentó un número variado de iniciativas de corte periodístico, promoción pedagógica y difusión cultural.

Hacia 1934 surgió ediciones Imán. Su oficina funcionó en la calle Lavalle 1485, en Tribunales, el corazón del barrio de los pleitos. Cada quince días salía a la venta un título de una colección de corte popular llamada Cuadernos Económicos, una edición de bajo precio, casi un folleto, impreso en un papel de poca calidad. Estaba dirigida a una amplia comunidad lectora y no se circunscribía al mundo de la militancia libertaria. Imán aclaraba que el objetivo de esta colección era "presentar los temas de mayor significación en los momentos actuales, suscriptos por autores de valor indiscutible en la literatura social contemporánea". Esta, como muchas otras, se posicionó entre las editoriales de izquierdas y comerciales en torno a temáticas de suma actualidad que proyectaba catálogos más universales, con una salida regular y accesible para cualquier público.

En efecto, Imán seleccionaba autores y autoras (en cuenta gotas) tanto nacionales como extranjer*s de un valor indiscutible en la literatura social de la época, con el objetivo de incorporar una renovación bibliográfica. La editorial presentaba más que nada una propuesta de formación intelectual de sus cuadros, brindando la posibilidad de ofrecer herramientas imprescindibles para analizar la nueva realidad política y económica no solo de Argentina sino también las transformaciones por la crisis financiera mundial capitalista. En consecuencia, comenzó con esta primera colección de doce Cuadernos Económicos que se distribuían en los diferentes quioscos y librerías a lo largo de la avenida Corrientes y también circulaba en Rosario en la librería Ruiz, ubicada en la calle Córdoba 1281.

En sus catálogos incorporó estudios vinculados a la historia del socialismo, a la teoría freudiana y a las célebres interpelaciones marxistas junto a escritos políticos alrededor de la situación nacional. Un detalle para no omitir: los principales esfuerzos editoriales libertarios en Imán fueron el abordaje sobre el sexo y las tensiones entre varones y mujeres.

Las editoriales ácratas de los años 30 en Buenos Aires, sostuvieron un brío de producción político-social e introdujeron significativas renovaciones bibliográficas. Natalia Ávila en su ensayo El anarquismo argentino y sus ediciones en las décadas de 1930 y 1940: Derivas y nuevas estrategias estimó que: "Imán es, tal vez, una de las editoriales anarquistas que mejor ilustren la transformación del campo editorial entre las décadas del ´30 y ´40. Dirigida por parte del grupo editorial de la revista Nervio, entre quienes se encontraban Samuel Kaplan, Juan Lazarte, Alfonso Longuet, y los ilustradores José Planas y Demetrio Urruchua, se consolidó a medida que la década avanzaba".

Este nuevo sello otorgó un motivo revelador a la difusión de la realidad política europea: el comunismo en Rusia como el nazismo y fascismo en los años 20 y 30, además de constituir un proyecto que logró darle a la divulgación cultural una continuidad en el tiempo con la edición de obras de psicología, teoría sexual y literatura de izquierdas.

El logotipo de Imán se publicaba en las contratapas de sus ediciones.

 

Calverton: debatiendo lo sexual

En 1935 apareció en Buenos Aires el libro El sexo y la lucha social de Victor Francis Calverton, traducido al castellano por Imán para integrar la colección de Cuadernos Económicos. Calverton (1900-1940) era el seudónimo de George Goetz. Su biógrafo, Leonard Wilcox, observa que aún hoy es una figura olvidada de la izquierda radical estadounidense [1]. Escritor, crítico literario y sexólogo, egresado de la Universidad Johns Hopkins, Calverton fue autor de un sinnúmero de obras, entre las cuales se encuentran: Negros del hombre blanco, Antología de literatura negra americana, de 1930, La bancarrota del matrimonio, de 1931, y al año siguiente La liberación de la literatura estadounidense. De 1923 a 1940, dirigió una revista de izquierda independiente, Modern Quarterly, con sede en la ciudad de Baltimore, Estados Unidos. De 1928 a 1932, Samuel D. Schmalhausen formó parte del consejo editorial [2]. En sus inicios, consistía en una publicación de crítica literaria marxista, relevando correspondencia, escrituras, registros comerciales, fotografías e impresos de algunas de las figuras literarias izquierdistas norteamericana de esos años. En ella colaboraron autores y artistas de fuste, como Edmund Wilson, Max Eastman, John Dewey, Mike Gold, Sidney Hook​, incluido el epistolario que mantuvo con León Trotsky en el que ambos discutían los rasgos distintivos de la literatura proletaria.

Luego comenzó a publicar trabajos que examinaban las relaciones sexuales a través de la lente del psicoanálisis, con artículos sobre antropología, psicología, sociología, medicina, crítica literaria y el racismo contra la comunidad negra. En consecuencia, Modern Quarterly sirvió como un foro trascendente para el debate intelectual y la crítica marxista. Además, de sostener una corriente de cambio radical independiente durante los años dominados por el estalinismo. Por otra parte, proporcionó un puente entre la izquierda intelectual preliminar a la guerra y la antiestalinista, surgida a fines de 1930, así como se destacó por publicar y apoyar el trabajo de intelectuales negros. Era esa misma izquierda que enfatizaba una flexibilidad pluralista y el ideal de una cultura crítica y de intercambio. Al final, Calverton giró hacia posturas contrarias a la ex Unión Soviética e imperó un acercamiento al trotskismo.

Portada de la primera edición de "Sex in Civilization", publicado en Nueva York por Star Books en 1929.

 

El activismo revolucionario sexual

El folleto El sexo y la lucha social, publicado en Buenos Aires, revelaría una singularidad poco conocida. Su origen representó un continuum de caminos recorridos en silencio. En 1929, se publicó en New York el libro Sex in Civilization, con una introducción de Havelock Ellis, compilado por Calverton y Schmalhausen [3]. El libro incluía un capítulo escrito por Calverton titulado “Sex and social Struggle” ("El sexo y la lucha social"). Probablemente, una copia de Sex in Civilization viajó en una valija o en un bolso de un militante anarquista errante desde New York a Buenos Aires. Por más que Sex in Civilization terminó ofreciéndose en la mesa de saldos de la tienda Macy’s de New York, igualmente fue declarado un hito en la iluminación sexual. Así, lo definió, el 9 de junio de 1929, Los Angeles Times, un periódico de circulación diaria publicado en Los Ángeles, California.

De algún modo Sex in Civilization llegó a manos de Imán y la editorial extrajo el capítulo "El Sexo y Lucha Social", publicado entre las páginas 249 y 284. El poeta, novelista y ensayista sevillano Rafael Cansinos Assens, a quien Jorge Luis Borges le dedicó un poema, lo tradujo del inglés al castellano. En 1935, Imán lo publicó como un folleto independiente. Ahora bien, cabe preguntarse ¿Por qué Imán eligió ese capítulo y no otro? ¿Calverton habrá estado al tanto de esta decisión? Otra singularidad del folleto era su portada, realizada con un fotomontaje del muralista y militante comunista español Josep Renau, que llevaba imágenes de mujeres alzando carteles con las consignas “Por el aborto legal” y “Por el control de nacimientos”. Entre ambas se congregaban en cada extremo de la tapa grupos de niños y niñas que representaban diferentes sectores sociales. Llama la atención que la primera frase remite más a este presente que al clima de los años 30 por una simple razón: las pocas propuestas que se esgrimían en aquel entonces no se centraban en la legalización sino más que nada en que el aborto fuese libre y gratuito, es decir, se desconocía el rol del Estado en torno al control de la práctica abortiva. En cuanto a la segunda consigna era más afín a tal período al plantear regular la reproducción biológica mediante la anticoncepción. En síntesis: cabe la posibilidad que su tapa haya sido ilustrada con posterioridad a la aparición de Sex in Civilization y que Imán podría haber tenido algún tipo de incidencia sobre esa decisión. En efecto, es curioso porque el folleto El Sexo y Lucha Social no abordaba el aborto como tema central. Sus reflexiones giraban principalmente en torno a la castidad de las mujeres y las penas recibidas por alterarla, el matrimonio de convenio, la familia patriarcal y jurídica, la consagración religiosa y civil de la unión conyugal, la monogamia, los sistemas morales implantados por el machismo burgués, la ausencia de derechos e independencia de las mujeres, en especial, las más pobres. Todos estos tópicos estaban cruzados por la historia de la sexualidad desde el feudalismo hasta la revolución rusa. Entonces, ¿cuáles eran las intenciones de diseñar una portada ajena al contenido del texto? Más aún, el hecho de incluir debates que no apelaban a constituir una audiencia mayoritaria, de algún modo, se oponía al principal requisito de la colección Cuadernos Económicos.

A la vez, dentro la fructífera producción de las vanguardias libertarias, no aparecieron suficientes referencias al aborto como un recurso para evitar embarazos no deseados. Tampoco surgía una discusión abierta y explícita sobre el tema, y si se presentaba se hizo, en la mayoría de los casos, a partir de un discurso de censura tanto por mujeres como por varones [4]. Pese al pionerismo levantado por las corrientes librepensadoras, no lograron desentrañar el contenido simbólico de un modelo de maternidad que se presentó como universal, acabado y ahistórico. En suma, reprodujeron la cuestión paradigmática Mujer = Madre como una condición inherente a la naturaleza femenina. Se abre, entonces, la duda que si bien había escucha en torno a las imbricadas cuestiones del placer sexual y sus derivados, pero no así para discutir el enunciado punitivo sobre el aborto voluntario. Entonces ¿a quién estaba dirigido este folleto? No era una demanda dentro del anarquismo ni tampoco fuera, es decir, en la sociedad no había adherentes a la causa.

Otro dato importante de este texto era el abordaje del concepto histórico de la sexualidad; el carácter social de los comportamientos sexuales; la inserción económica de la mujer y el lugar del psicoanálisis en la lucha sexual y social. En el prólogo se condensaba el objetivo de este ensayo: “evidenciar la correlación existente entre el sexo en directa relación y en dependencia con las condiciones económicas sociales”. Justamente, Victor Francis Calverton exploró los mecanismos de dominación de los varones sobre las mujeres bajo la mira del psicoanálisis, la sociología y el marxismo. Este escritor concebía:

Necesitamos una nueva ciencia que deberá llamarse psicosociología cuyo fin será integrar al individuo de la sociedad. Mediante esta ciencia podremos ver además los problemas sexuales no como problemas del individuo sino problemas de la vida de grupos que han sido determinados por la lucha social. Estudiar el sexo como si nada tuviera que ver con la lucha social perecerá cuando esa ciencia haya cuajado [5].

No cabe duda que el tema de las relaciones entre los sexos atrajo la atención y sirvió como una fuente de inspiración para un cenáculo de pensadores de izquierdas vinculados a las nuevas disciplinas teóricas del siglo XX.

 

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Agradezco los aportes de Juan Queiroz para esta investigación.

[1] Ver: Wilcox, Leonard (1992) V. F Calverton: Radical in the American Grain (Critical Perspectives on the Past), Philadelphia: Temple University Press.

[2] Calverton y Schmalhausen también organizaron y participaron en una serie de simposios. Uno en diciembre de 1929, en la Iglesia Comunitaria John Hayes Holmes de la ciudad de Nueva York, atacó la represión puritana con el título “¡El sexo es necesario! O por qué no te sientes como deberías ". Otro, celebrado en el mismo lugar, proporcionó argumentos a favor de actitudes más permisivas al examinar datos antropológicos y las prácticas sexuales en otras culturas popularizadas por Malinowski y Mead.

[3] Esta antología era una consecuencia del simposio "The Great Meeting on Sex and Civilization" (El gran encuentro sobre el sexo y civilización) incluía ensayos de los principales exponentes de la década del nuevo conocimiento: Havelock Ellis, Joseph Jastrow, Alexander Goldenweiser, Phyllis Blanchard y el juez Ben B. Lindsey. Calverton veía a Sex in Civilization, un libro que reunía a los pensadores más destacados de la psicología y el pensamiento social, como un primer paso hacia una nueva forma radical de pensar interdisciplinariamente. Ver: Wilcox, L. (1989). Sex Boys in a Balloon: V. F. Calverton and the Abortive Sexual Revolution. Journal of American Studies, 23(1), pp. 7-26. http://www.jstor.org/stable/27555090

[4] Bellucci, Mabel, (1990) “Anarquismo, sexualidad y emancipación femenina. Argentina alrededor del 900”, Buenos Aires: Nueva Sociedad, nº 109, septiembre-octubre, p. 148-157. Link: https://www.sociohistorica.fahce.unlp.edu.ar/article/download/SHe028/8418?inline=1

[5] Calverton, Victor Francis (1935) El sexo y la lucha social, Buenos Aires: Imán, p.19.

 

 

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