04/12/2024
Por Dib Agustín
Publicado en Dossier, Guerra y genocidio en Palestina: colonialismo y resistencias en tensión
Palestina una vez más está en boca de millones de personas, pero muy pocas se toman el trabajo de conocer sus raíces, su historia, su cultura e identidad. Muchos son los que se abalanzan a emitir opiniones para nada gratuitas, que traen consigo una carga peyorativa útil a la deshumanización del pueblo palestino, volviéndolo un sujeto exterminable ante los ojos de occidente. Muchas de esas opiniones no tienen mayor respaldo histórico que videos de 7 minutos de youtubers que ni siquiera conocen la palabra Nakba, y que basan sus relatos en la antigua mitología hebrea, o peor aún, en la prensa prosionista que aplasta el dedo de cualquier periodista que ose emplear la palabra ocupación o resistencia en un titular.
En esta nota les compartiré aspectos de la cultura palestina: algunos con raíces milenarias, otros centenarios, como así también aspectos que nacieron pos-ocupación británica.
Lo primero que hay que entender de Palestina es que su pueblo es multiétnico, multicultural y multirreligioso. Está ubicada en la unión entre África y Asia, y es el camino terrestre que conecta África con Europa. Estando al margen oriental del Mediterráneo, es la puerta marítima de entrada a Asia, junto a Líbano y Siria. Es por esto que a lo largo de los últimos 11.000 años, y de manera ininterrumpida, por allí han pasado y se han establecido decenas de pueblos, tribus y gobiernos que han dejado huellas que aún continúan vivas en el legado cultural palestino.
1. El Tatriz: un legado cananeo
Los primeros moradores de Palestina fueron los Cananeos, que fundaron ciudades milenarias como Jerusalén (Al-Quds القُدس) hace aproximadamente 6.000 años, o la ciudad de Jericó (Arija أرِيحَاِ) hace 11.000 años, lo cual la convierte en la ciudad habitada más antigua del mundo. La herencia de los cananeos es fundamental en la cultura palestina. Parte de su legado puede encontrarse en el arte del Tatriz: una tipo de bordado artesanal decorativo hecho con hilo y aguja, con el cual las mujeres palestinas decoran sus vestidos (Tob/Zub ثُوب), carteras, y demás accesorios textiles. Estos bordados relatan historias de sus pueblos, a través de distintos motivos característicos de cada ciudad que se han transmitido de generación en generación siendo testigos de los miles de años de relación entre las mujeres, su pueblo y su tierra. Desde el año 2021, este arte tan representativo del Folklore palestino, ha sido declarado patrimonio inmaterial de la Humanidad de la Unesco.
2. El Olivo
Otro de los testigos milenarios de la evolución y resiliencia del pueblo palestino es el Olivo. Este emblemático árbol, tan representativo de las culturas mediterráneas, es fundamental en la vida del pueblo palestino. Juega un rol central tanto en su deliciosa gastronomía, como en su desarrollo económico.
Las plantaciones de Olivo son una de las principales fuentes de producción palestina. Además de obtener de ellas aceitunas y aceite de altísima calidad, también se producen manufacturas como los prestigiosos jabones de Nablus donde a principios de siglo XX llegó a haber 30 fábricas, casi todas ellas extintas por las restricciones del Apartheid israelí que ocupó la región en 1967 tras la guerra de la Naksa (النكسة). Las que no se vieron ahogadas por esas restricciones, fueron destruidas en ataques de las Fuerzas de Ocupación Israelíes (FOI).
Cerca de Nablus, en la Ciudad de Belén, y Bait Sahur, son mundialmente famosas las artesanías en madera de Olivo, la mayoría de ellas con motivos cristianos (rosarios, crucifijos, pesebres, entre otros) en honor al palestino más famoso del mundo nacido en dicha ciudad: Jesús. Esta es otra industria también golpeada por el Régimen de Ocupación Sionista (ROS), sobre todo después de la construcción del Muro de Apartheid que divide la Ribera Occidental en Bantustanes, prohibiendo el libre tránsito de los nativos y entorpeciendo el acceso de los turistas, principales clientes de las mismas.
El Olivo hace también al paisaje natural del país, su ecosistema, y su vida cotidiana, es por eso que se lo menciona en la música, la poesía, se lo representa en las artes plásticas y hasta forma parte del logo de la Universidad de Birzeit y del escudo de la Federación de Fútbol Palestino. Sus ramas no sólo son símbolo de paz, sino también son usadas en el Domingo de Ramos que conmemora la entrada triunfal de Jesús a Al Quds. Incluso las hojas del Olivo están grabadas en la trama de la emblemática Kufía palestina.
La relación entre el pueblo palestino y los árboles de Olivo están tan arraigadas entre si como ambos lo están también a su tierra. Por eso entre 1967 y el año 2000, el ROS taló 800.000 olivos tan solo en la Ribera Occidental, mientras que desde 1948, talaron 2.000.000 de olivos en toda Palestina. Esto constituye una de sus tácticas para cortar la relación del pueblo palestino con su tierra, aunque también lo hace confiscando tierras, robando el agua de los cultivos, separando a través del muro y postas militares a los agricultores de sus tierras, o simplemente disparando y hostigando a los campesinos en la temporada de cosecha de aceituna.
A pesar de la campaña genocida y ecocida del ROS, se estima que aún hay más de 11.000.000 de árboles de Olivo, muchos centenarios y otros milenarios. El más famoso de ellos es “Al Badawi” un árbol que vive en la aldea Al-Walaja الوَلَجَة en las cercanías de la capital palestina Jerusalén, y que se estima de 5.000 años. Este es el segundo olivo más antiguo del mundo (los primeros son “Las Hermanas” (الأخوات) ubicados en el Líbano). Este sabio testigo del paso de la espada vio caer decenas de imperios, y pronto verá la caída de uno nuevo.
3. Las tradiciones Abrahámicas
Esta tierra fue escenario de importantes hitos para las 3 cosmovisiones abrahámicas relatadas en la Torá, el Evangelio y el Corán. Entre ellos, el paso de Ibrahim por estas tierras donde fue recibido por el Rey Cananeo Malki Sedeq; la llegada y establecimiento de los antiguos Hebreos y Filisteos, ambos ancestros de los actuales palestinos; y el nacimiento del cristianismo, que a pesar de la persecución por 3 siglos del imperio romano, no logró impedir que las poblaciones de Canaán lo adoptaran (a excepción de los Samaritanos) abandonando el judaísmo o el politeísmo.
Hacer un listado de todos los hitos y mitos de Tierra Santa convertiría a esta nota en un poderoso somnífero, y mi intención es todo lo contrario: quiero que quienes lean esta nota despierten y no se dejen engañar por el relato sionista que niega la relación de los palestinos con los antiguos cananeos, filisteos e israelitas, a la vez que fuerza una relación hereditaria inexistente entre estos últimos y los judíos askenazis que fraguaron el proyecto colonial sionista desde Europa.
Al día de hoy, la religión que prima en Palestina es el Islam, que trajo consigo nuevos ritos a la tradición Abrahámica como el ayuno de Ramadán durante el noveno mes del calendario islámico, la Fiesta del Sacrificio del Cordero, y la Fiesta del Desayuno, que se convirtieron en las festividades locales más importantes, además de consagrar al viernes como un día adoración colectiva a Dios. Sin embargo no debe confundirse al pueblo palestino como monorreligioso, ya que también están los drusos, los samaritanos de Nablus (verdaderos descendientes de los israelitas) con su celebración del Pesaj en el Monte Gerizim جبل جرزيم, y cuyas liturgias son en Arameo Samaritano. Además están los judíos jaredíes, férreos opositores al sionismo, que llegaron a Palestina desde Lituana a principios de 1800, y por supuesto, son de crucial importancia las milenarias comunidades cristianas, como la ortodoxa griega y armenia en Jerusalén con sus celebraciones pascuales y Navidad en Belén. Todos ellos forman parte del pueblo palestino y sus diversas festividades enriquecen su legado cultural.
4. La importancia de Jerusalén y Belén
Tal como expresa la célebre canción de Fairuz, “Zahrat al- Madá-in” زَهرَة المَدَائِن (Flor de las ciudades), Jerusalén y Belén son centrales en la cultura palestina por ser escenarios de hitos como el nacimiento de Jesús en Belén, el milagro de la concepción de la Virgen María (relatados tanto en el evangelio como en el Corán). Allí se ubica la Iglesia de la Natividad que en varias ocasiones ha sido vandalizada por colonos sionistas.
Párrafo aparte para Jerusalén, donde ocurrió el Reinado de Suleiman (profeta para musulmanes, cristianos y judíos), la construcción del templo en la Ciudad Santa y la expulsión a latigazos de los mercaderes del templo a manos de Jesús. También se erige allí la Iglesia del Santo Sepulcro, construida donde según la tradición cristiana Jesús permaneció 3 días antes de resucitar.
Para la tradición islámica, la explanada de mezquitas de Al-Aqsa también tiene un rol fundamental por 3 grandes motivos: fue la primera de las 2 Quiblas, o sea la dirección hacia la cual lo musulmanes debían dirigir sus rezos antes de orientarse hacia La Mecca; allí además se erigió la Mezquita de Al Aqsa, que es la 3ra Mezquita más importante de todo el mundo; y también porque desde el Muro del Buraq (el cual occidente llama Muro de los Lamentos) según la tradición Islámica es el lugar desde el cual el Profeta ascendió a los cielos, luego de dirigir un rezo junto a todos los profetas anteriores en la noche del “isra wal mi3raj” الإِسرَاء والمِعرَاج, en el lugar donde posteriormente se construyó El Domo de la Roca قُبَّة الصَخرَة.
5. La identidad árabe
La llegada del Islam de la mano de los árabes, no solo trajo una masiva conversión de judíos y cristianos, también trajo lo que hoy es uno de los aspectos que más definen al pueblo palestino: el idioma árabe. El árabe es uno de los 5 idiomas más hablados del mundo y pertenece a la familia de lenguas semíticas, como el arameo y el extinto hebreo antiguo (que hace más de 2000 años hablaban los israelitas y que no debe confundirse con el hebreo moderno, inventado por el colono sionista bielorruso Eliezer Ben Yehuda a fines del siglo XIX).
Este idioma, traído por los árabes del Hiyaz en el siglo VII d.C., marcó un antes y un después, ya que nadie lo logró desarraigar a pesar de los distintos reinos que en los siglos posteriores dominaron temporalmente la zona. El árabe es el único idioma oficial del Estado de Palestina, lo cual lo une a más de otros 20 Estados del Mundo Árabe que se extienden por el Norte de África, el Levante y el Golfo Árabe, y la rama de dialecto levantino es el que se habla en toda Palestina (también en Jordania, Líbano y Siria). Todas sus expresiones culturales, tanto en las ciudades, campos y desiertos, se manifiestan desde hace más de 1300 años en este idioma que ha ido evolucionando con los siglos hasta llegar al Árabe Moderno Estándar, fruto de la Nahda (el renacimiento).
Palestina se define como un pueblo árabe, no por una estricta cuestión sanguínea (ya que como hemos aclarado, el pueblo palestino es multiétnico), sino por la lengua que da cohesión a su pueblo sin importar su etnia originaria o religión (tanto drusos, samaritanos, cristianos ortodoxos y musulmanes, tienen como lengua materna el árabe).
6. Poesía y literatura
La literatura y poesía de resistencia es central en la sociedad e identidad palestina, y es una de las más destacadas en el mundo árabe. Sus escritores tienen prestigio mundial. Entre ellos podemos mencionar a Mahmoud Darwish, el poeta nacional palestino y el más famoso de los poetas árabes. Darwish llenaba estadios de fútbol enteros con sus recitales de poesía y fue, ni más ni menos, quien redactó la Declaración de la Independencia desde el exilio en 1988. El día de su nacimiento, 13 de marzo, fue declarado Día de la Cultura y es un feriado nacional.
El fenómeno social de Darwish solo podría ser comparado con el de Diego Maradona, a quien Mahmoud Darwish le dedicó una obra en 1986: “No encontrarán sangre en sus venas, sino combustibles para cohetes”.
Otro célebre escritor fue Ghassan Kanafani, cofundador del Frente Popular para la Liberación Palestina (FPLP) y fundador del diario Al-Hadaf. Es el autor de novelas como “Hombres al Sol”, “Retorno a Haifa”, “Um Sa3ad”, y de obras de teatro, cuentos y ensayos.
Tanto Darwish como Kanafani fueron expulsados de sus hogares durante la Nakba cuando eran tan solo niños. Ghassan Kanafani vivió desde sus 12 años en el exilio entre Siria y Líbano y a los 36 años fue asesinado en un atentado del Mossad junto a su sobrina Lamís de solo 12 años.
Otros autores muy importantes son Ibrahim y Fadwa Tuqán, pertenecientes a una familia aristocrática de Nablus. Ibrahim Tuqán fue autor del himno “Mautiny” (Mi patria), hoy, himno nacional iraquí, y de poesías como “Mi corazón es de mi patria”. Fue uno de los más reconocidos literatos árabes de su época y promotor del nacionalismo independentista árabe. Falleció en 1941, también a los 36 años, pero no sin dejar una huella inmensa en el corazón del pueblo árabe y en especial de su pequeña hermana Fadwa, a quien sirvió de maestro e introdujo el amor por la poesía. Ella le dedicó su primera obra: “A mi hermano Ibrahim”.
Luego de la Naksa en 1967, la poesía de Fadwa Tuqán tuvo un vuelco hacia la Resistencia con obras como “El Comando y la Tierra”. Las aguerridas poesías de Fadwa pueden encontrarse fácilmente en español, como “Canto a los mártires de la Intifada”, “La libertad del pueblo”, o “me basta permanecer en su seno”, dedicada a la tierra palestina.
Por el lado de Gaza, nacido en el barrio Shuya3ía حي الشُّجَاعِيََة, se destaca un autor poco traducido al español: Muín Basisu. Es el autor de decenas de obras poéticas como “La batalla”, “Palestina en el corazón” o “Tres muros para la sala de tortura”, como también de prosas, dramas de televisión y obras de teatro como la que dedicó al emblemático revolucionario internacionalista Ernesto Che Guevara, “La tragedia de Guevara” مَاسأة جِيفَارا. Basisu fue, al igual que todos los poetas mencionados, un aguerrido militante por la libertad de su pueblo. Fue considerado poeta nacional palestino, al igual que Ibrahím Tuqán y Mahmud Darwish.
Otros dos importantísimos poetas y militantes para la lucha palestina fueron Tawfiq Zaiad y Samíh AlQásim, ambos pertenecían a pueblos usurpados por el ROS en la Nakba, pero a ninguno de ellos los pudieron expulsar de sus hogares. Zaiad, oriundo de An-Nasira النَّاصِرَة (Nazaret), es autor de célebres obras y poesías. Muchas de ellas se volvieron canciones, como Unadikum (Los convoco), adaptada por el gran cantante libanés Ahmad Kaabour (otro gran referente de la resistencia cultural palestina y levantina).
Otra de sus poesías convertidas en música fueron “Oh pueblo mío” ياشَعبِي, musicalizada por Firqa Al-3ashiqin فِرقَة العَاشِقِين (Los Enamorados), un importantísimo grupo fundado en 1977 por la diáspora en Damasco que puso música a decenas de poesías de los más grandes autores palestinos, y dedicaron obras a acontecimientos históricos como el Martes Rojo y la Rebelión del Buraq, o a la memoria del líder Essedin Al-Qasam.
Volviendo a Tawfiq Zaiad fue uno de los que lideró las manifestaciones de 1976 y que dieron origen al Día de la Tierra Palestina el 30 de Marzo, un feriado nacional que se conmemora todos los 30 de marzo, y que inspiró en 2018 a la Gran Marcha del Retorno en el campo de concentración y exterminio de la Franja de Gaza. Entre sus estrofas escribió: “Con mis dientes, protegeré cada pulgada del suelo de mi patria, aún si soy colgado de las arterias de mis arterias, yo permaneceré”.
Por su parte, el legado de Samih Al-Qasim no se queda atrás. De familia Drusa, fue convocado para ser parte de las FOI y se negó rotundamente. Fue escritor, poeta y militante comunista (como Darwish, Zaiad, Basisu y Kanafani). Escribió más de 70 obras poéticas, prosas, cuentos, documentos, obras teatrales. Fue uno de los grandes referentes de la poesía de resistencia, muchas de sus poesías también se volvieron canciones del folklore palestino, como “Muntasib al-Qamati Amshi” مُنتَصِب القَامَة أمشِي (erguido camino) del gran músico libanés Marcel Jalife (quien además ha musicalizado varias poesías de Darwish).
La Nakba y la Naksa marcaron un antes y un después en la historia palestina y levantina y es un tema recurrente en las obras poéticas, con conceptos cruciales para entender al ser palestino: el exilio, el despojo, el anhelo del retorno, la añoranza, los olivos, las palmeras, la ocupación, el cinismo occidental, el martirio, la prisión, la tortura de los sionistas, la resistencia, el Fidái, la lucha armada, la resiliencia, la permanencia, el amor a la tierra, a la vida, a los ancestros, la libertad, la patria, por mencionar algunos.
7. La pertenencia Levantina
Dentro del amplio y diverso mundo árabe, Palestina pertenece a una región más específica con la cual comparte una idiosincrasia común: Bilad ash-Sham (conocido como Levante o Sham), compuesta por Palestina, Líbano, Siria, Jordania y parte de Irak, que durante siglos constituyeron juntas una provincia del imperio Otomano hasta que fueron ocupados y divididos por Francia y el Reino Unido luego de la 1ra Guerra Mundial mediante el infame tratado Sykes-Picot.
Por estos motivos, durante la primera mitad el siglo XX compartieron importantes campos de batalla: primero contra el imperio Otomano, luego contra franceses e ingleses y finalmente contra el proyecto expansionista y colonial sionista.
Al día de hoy, a pesar de ser Estados separados, los países del Sham, comparten el mismo dialecto, costumbres, gastronomía, folklore, música y danzas. Muchos de estos factores son cruciales para la identidad palestina y como parte del proceso de aculturación y apropiación que impone el ROS, se ven amenazados continuamente como veremos a continuación.
8. La batalla del Hummus
El hummus, el falafel, waraka inab (hojas de parra), malfuf, tabule, fatay, sfihas, baba ganoush, emtabbal, labne, el zatar, el pan, el mamul, el knafe, todos ellos son platos y postres típicos de la cocina levantina.
En el caso particular de Palestina, tiene además como plato nacional el Maqlube o Malube مَقلُوبَة, una comida que se sirve en las fiestas, iftares, bodas, y celebraciones como la liberación de algún prisionero.
Es importante recalcar que son platos de la región y no de la religión ya que el ROS, como parte de la campaña para intentar justificar su supuesto vínculo ancestral hereditario de los actuales sionistas con esas tierras, invierte importantes sumas de dinero en decirle al mundo que estas son comidas tradicionales “judías”. Una mentira con patas muy cortas que se cae si a cualquier judío azhkenazí como al bielorruso James Weizmann, primer presidente del ROS, o al húngaro Teodoro Herzl padre del sionismo, o a la ucraniana Golda Meier se les preguntara: ¿qué condimento le ponía tu abuela al Hummus o al Baba Ganush?
9. El Dabke
El Dabke es un estilo musical y danza folklórica de los países del Levante que se baila tomados de las manos o los hombros. Debido a las olas migratorias y la diáspora, el Dabke ahora no sólo se baila en la región sino en todo el mundo, particularmente en América Latina.
Además de ser alegre, vistoso y un rito de hermandad, también constituye hoy una de las poderosas armas de la resistencia cultural palestina, tanto de los que permanecen en Palestina, como de quienes se encuentran en el exilio, o de las diásporas prenakba. Existen ballets como el Funoun الفنون الشعبية الفلسطينية que tiene más de 40 años resistiendo a la ocupación.
Esta Danza se baila en bodas, fiestas, e incluso en manifestaciones. Existe la versión social y también la más artística que se presenta en teatros y espectáculos de altísima calidad.
Canciones populares antiguas como “Ia Zarif Attul” يَا زَرِيف الطُّول, o más recientes como “Dami Falastini” de Muhammad Assaf, “Falastin Taj 3a ras” de Muhannad Khalaf y Maher Halabi, y “Dabke System” de 47SOUL, entre otras, son bailadas por las diásporas palestinas, sirias y libanesas en todo el mundo. Acompañados por personas de todo el mundo que honran la causa palestina, con cada pisada del wahdunnus (paso de Dabke que significa uno y medio) se acercan un paso más en el retorno a Palestina.
10. La Kufía símbolo de Resistencia
Existen muchos símbolos que representan la justa causa independentista y de restitución del derecho robado al pueblo palestino: la llave representa el Derecho al Retorno, el Hándala representa el despojo al que se vieron y se ven sometidos millones de palestinos, la bandera nacional con sus colores representa el ideal del panarabismo, la sandía responde a la prohibición del uso de esa misma bandera por el ROS… Pero hay un símbolo que ha conquistado el mundo y se trata de la Kufía (Kufiya o hatta), una prenda tradicional que desde siglos usaban los árabes.
La kufía tomó una dimensión política al estallar en 1936 La Gran Revolución Palestina الثَّورَة الفَلَسطِينِيَّة الكُبرَى. Los primeros en sublevarse contra la ocupación británica fueron los campesinos que aprovechaban sus kufías para ocultar su identidad de los militares ocupantes. Sin embargo, la kufía los delataba en los combates dentro de las ciudades, porque allí no era habitual su uso. Cuando el Mandato Británico prohibió el uso de la kufía, la respuesta del alto mando de la Revolución, fue que todos los hombres, tanto del campo como de la ciudad la usaran, para que los combatientes pudieran estar camuflados.
La kufía se convirtió así en un ícono de resistencia contra el colonialismo, el racismo y el imperialismo, que acompañó los distintos esfuerzos de liberación del pueblo palestino, incluyendo la Nakba, las Intifadas y las incursiones de la resistencia en Palestina ocupada. Aún al día de hoy siguen circulando emblemáticas fotos como la de Leila Jaled posando con la Kufía y su fusil, o el video del primer discurso de Yasser Arafat en Naciones Unidas en 1974 entrando con su Kufía a dar un discurso de los más brillantes del siglo XX.
Personalidades como Fidel Castro, Nelson Mandela, Diego Maradona, Roger Waters, entre otros, han vestido esta prenda, que lejos de ser un pañuelo, es en las cabezas de los palestinos un grito de justicia y libertad, en los hombros de sus diásporas un juramento de honor, y la evidencia del fracaso de los sionistas como Ben Gurion que erróneamente afirmaron “los viejos morirán y los jóvenes olvidarán”.
La kufía es además, en los cuellos de millones de personas a lo largo y ancho del mundo, uno de los emblemas más representativos de la solidaridad internacional y del intenso amor que el heroico pueblo palestino supo despertar en los corazones de los pueblos del mundo.
Por Agustín Dib
Imagen: Bordados de Maru Chinitas