19/04/2024

Crónicas catalanas 16 Oct: Movilización, Represión y Crisis de gobierno catalán

Por Revista Herramienta

Empieza el tercer día de movilizaciones tras la sentencia. Hoy comenzaron las marchas que desde cinco capitales de comarca se irán desplazando hasta llegar a Barcelona el viernes. Cortes de carretera, trenes, manifestaciones…El viernes se ha convocado una huelga general por parte de sindicatos independentistas, minoritarios (salvo enseñanza) pero que hoy gozan de autoridad para convocar a la ciudadanía independentista, particularmente joven. El viernes pues confluirán las marchas y habrá una manifestación importante en Barcelona. Los dos sindicatos mayoritarios, CCOO y UGT, se ponen de perfil: no convocan, pero tampoco se oponen. Saben que muchos de sus afiliados participarán o llaman a participar directamente. Van perdiendo peso político.

La movilización, lejos de decaer, se mantiene y tiene perspectivas de ir creciendo durante los próximos días. Esta semana, lo hará claramente hasta el viernes. Pero también se ha llegado a un acuerdo más transversal y amplio, para convocar una gran manifestación el sábado 26 donde participarán los sindicatos mayoritarios.

El motor de la movilización es la gente, no los dirigentes de los partidos ni instituciones. Se ha creado una nueva plataforma llamada Tsunami Democrático. Es una plataforma que, ante la represión al independentismo, actúa con métodos que recuerdan la clandestinidad de tiempos de Franco. Las acciones que propone son siempre pacíficas, dentro de la línea de “desobediencia civil”. La convoca por medio de las redes sociales con poco tiempo de antelación. Eso dificulta la actuación de la policía. Pero lo formidable es que son miles y miles las personas que están conectadas a Telegram y a los códigos y que siguen esas acciones. Es la gente lo que hace que sean exitosas acciones que podrían parecer a primera vista descabelladas.

Eso no quiere decir que las dos grandes asociaciones cívicas, ANC y Ómnium hayan dejado de existir. Ambas también participan de esas convocatorias u organizan paralelamente otras acciones. Todo eso ya da la idea de que hay decenas de miles de ciudadanos y ciudadanas, jóvenes y mayores, que están permanentemente movilizados desde que salió la sentencia. Ya estaban concienciados y preparados desde hace tiempo. Son cosas que no entiende el Estado español: hasta qué punto la represión no sólo no frena el independentismo sino que lo alienta.

La represión ha dado un salto. Tras la sentencia el Estado creía que habría alguna protesta pero que los catalanes la aceptarían como algo inevitable. El presidente de gobierno de España en funciones y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, se atrevió a hablar en tono chulesco de que las penas las van a cumplir “íntegras”. Corta pues toda opción de indulto o amnistía, o sea, de puente o acuerdo con el independentismo catalán. Con presos políticos no hay solución democrática. Sánchez es un irresponsable que dilapidó la mayoría formada tras echar a Rajoy y ahora se la juega a no querer ninguna alianza ni a su izquierda ni con el independentismo. En realidad, parece más un pelele sometido a presión de las ideas y campañas de la derecha cavernícola del PP, Ciudadanos y VOX.

Pero en la medida que la movilización sigue, Sánchez amenaza al Govern de la Generalitat con tomar el mando directo de los Mossos, la policía autonómica. La excusa han sido los enfrentamientos de ayer martes en Barcelona y las tres capitales de pequeños grupos con la policía (entre ellos provocadores policiales). Esas son las diferentes “ofertas” de campaña electoral que hay en España para el 10 de noviembre, todas ellas centradas en Catalunya: quitar la dirección de su policía por la Ley de Seguridad; aplicar de nuevo el artículo 155; o bien el estado de excepción en Catalunya. Eso es la campaña “nacional española”.

La represión ha dejado ya una persona tuerta por la bala de goma que le dio en el ojo. La policía catalana tiene prohibido el uso de balas de goma, pero la policía y la guardia civil, no. La Generalitat no tiene control sobre esos cuerpos: dependen del Estado. Ha dejado también unos 130 heridos (unas decenas son policías). Pero los Mossos han pegado tanto como los otros y han lanzado también pelotas de foam. La presión del gobierno y partidos españoles del régimen (PSOE, PP, CS, VOX) contra el Govern de la Generalitat para que acate la sentencia y reprima a quienes se manifiestan, es Muy fuerte. La Generalitat está entre la espada y la pared y hay ahora una crisis de gobierno.

La cúpula de la Generalitat, es decir, de los partidos Junts per Catalunya (derecha) y ERC (izquierda independentista moderada) se han reunido esta mañana para ver qué hacen ante la indignación creciente de la gente por la represión policial indiscriminada. Muchos independentistas y gente que apoyaron ese cuerpo por su labor ante el atentado hijadista, ahora ve a los Mossos como un cuerpo que sólo se dedica a los trabajos sucios: desalojo de viviendas a gente pobre; pegar en manifestaciones pacíficas; defender “el orden” e instrucciones de los jueces de la monarquía. Para nada es una policía que defiende la ciudadanía y sus derechos, como el de manifestación o expresión.

Pues bien, la cúpula de JxC y ERC ha decidido blindar la actuación represiva policial, echando la culpa a los grupitos violentos. Hablan en bajito de los policías provocadores infiltrados, pero no piden una investigación para no chocar con el Estado y sus cloacas. El Conseller de la policía, Buch, no ha sido cesado, cosa que pedían diputados de casi todos los grupos, particularmente los Comunes e, indirectamente, la CUP. La tensión llega al punto que las Juventudes de ERC han hecho un comunicado público pidiendo la dimisión de este Conseller, mientras que su partido lo sostiene.

Así pues, los resultados de la sentencia ya se dejan ver. De un lado aumento de la represión de cualquier protesta democrática, como lo es la protesta ante un juicio-farsa y exigencia de Libertad para los presos políticos. De otro sometimiento aún mayor de Catalunya exigiendo a su Govern que acate la sentencia sin chistar, que reprima con su policía a los manifestantes (cosa que ya hace) y amenaza de suspender la autonomía y liquidar la Generalitat en cualquier variante.

Desde luego eso da una mayor inestabilidad política y cava un foso todavía más profundo a la relación Catalunya-España, a una salida política y pacífica a través de un referéndum de autodeterminación. Un foso que no sólo hunde a corto plazo a Catalunya sino, también, al propio régimen del 78. Porque acabar con la autonomía de Catalunya (que eso es lo que está en juego) significa acabar con el edificio que se levantó en 1978. La lucha que está librando Catalunya sirve para los demás pueblos. De sus ruinas saldrá un edificio republicano. O, quizás más probablemente, varios.

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