29/03/2024

Reseña de "Pensamiento crítico y Revolución. Fernando Martínez Heredia. Antología necesaria"

(Editorial El Colectivo, Buenos Aires, 2022)

Fernando Martínez Heredia (1939-2017) fue un intelectual revolucionario, e internacionalista cubano. Dirigió al Departamento de Filosofía de la Universidad de La Habana y a la revista Pensamiento Crítico. También dirigió al Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana “Juan Marinello” y presidió su cátedra “Antonio Gramsci”. Obtuvo el Premio Casa de las Américas en 1989 y en 2006 el Premio Nacional de Ciencias Sociales, en Cuba. En su juventud participó en la lucha clandestina del Movimiento 26 de Julio contra el dictador Fulgencio Batista, hasta el triunfo militar de la Revolución Cubana en 1959.

Su obra ayudó a reflexionar y proyectar “en y desde Cuba, la construcción de un socialismo en y para América Latina y el Caribe” en el medio de las disputas políticas de su época, “en una isla asediada por el dogmatismo político en los tiempos de la guerra fría, en los que el pensamiento socialista cubano, participaba en los vaivenes e intersticios del llamado socialismo real”.

Actualmente Martínez Heredia aparece como un pensador enigmático y poco conocido para las esferas académicas e incluso para una generación militante que forma parte del campo popular de Latinoamérica. Por eso este libro ofrece una antología breve pero sustancial para divulgar los textos de Fernando a partir de sus diálogos con organizaciones que forman parte de la “tradición política nuestroamericana”, con el objetivo de que esas reflexiones sirvan de semilleros de militantes, intelectuales y estudiosos interesados en la realidad de América Latina y el Caribe. Ese pensamiento tiene a “Fidel y el Che como guías, a Gramsci y Mariátegui como referencias, así como a Marx y a tantos otros, como Mella y Guiteras”, que aparecen en forma intermitente en sus textos. La publicación de este libro es entonces una apuesta política, pues invita a volver a la experiencia de la Revolución Cubana, a repensar y debatir sobre la transición que atraviesa actualmente el régimen nacido de ella, con sus logros, sus tropiezos, sus contradicciones y sus desafíos, tanto los históricos como los actuales.

A continuación detallamos los textos incluidos en este libro que abarcan los siguientes temas:

1. Desde Cuba y por Cuba: comprenden los artículos Claves del anticapitalismo y el antiimperialismo hoy y las visiones de Fidel en los nuevos escenarios de lucha”; “Problemas del socialismo cubano”; “¿Cómo investigar la revolución cubana?”; y “La noción de pueblo en La historia me absolverá.”

El primero de estos artículos se basa en sus intervenciones en un panel sobre el “Quincuagésimo Aniversario de la proclamación del carácter socialista de la Revolución Cubana en abril de 2016”, que incluían un balance crítico de la época en que  la predominaba el llamado “socialismo real” en la isla. Para el autor, Cuba ya estaba entrando en esa época en una etapa de dilemas y alternativas diferentes, donde sobresalían los que existen entre el socialismo y el capitalismo, en una lucha política y cultural abierta en la que se pondría en juego el futuro de Cuba, y el dilema entre desarrollar el socialismo o volver al capitalismo.

2. La encrucijada latinoamericana: con los artículos Primeros pasos. Proyectos para el punto de partida”; “Marxismo revolucionario en América Latina actual”; “Hugo Chavez, identidad y rebeldía latinoamericana”; “Cristianismo y Liberación: ¿Revolución en el cristianismo?”; “Un estudio cubano sobre la Teología de la Liberación latinoamericana, sus condicionantes y su situación actual”; “Dominación capitalista y proyectos populares en América Latina”; y “La locura de la vida”.

El primer texto fue preparado para el seminario sobre “¿Reforma o revolución?, publicado en Reforma ou Revoluçao? Para além do capitalismo neoliberal: atores e estratégias, en el año 2004. En él se analizaba el problema más grave para los luchadores anticapitalistas: el retroceso a escala mundial en las últimas décadas de las luchas de clases y de liberación nacional, la capacidad del capitalismo para controlar a sus opositores y su dominación cultural; con la quiebra y desaparición de los regímenes del socialismo “realmente existente” y sus presuntos ideales, el final de la segunda ola revolucionaria en el siglo XX en el llamado “Tercer Mundo” con la incapacidad de los movimientos que participaron en ella para satisfacer las necesidades sociales de sus pueblos; y en el llamado “Primer Mundo”, con el agotamiento de las organizaciones políticas y sociales que representaban a las masas explotadas, y su debilidad para poder enfrentar efectivamente al sistema capitalista.

Fernando discutió en esa ocasión sobre los problemas de los marxistas latinoamericanos, con quienes coincidía cuando sostenían que no habría jamás una revolución contra el sistema mientras los movimientos de masas permanecieran sometidos por la hegemonía burguesa. Pero al mismo tiempo prevenía contra el dogmatismo, pues con él podrían perderse las oportunidades de movilizar a las masas y luchar contra los explotadores;  para él, en la región existía una larga tradición de recriminaciones a las direcciones que se limitaban a ejercer una “oposición de izquierda” a las experiencias fallidas, que se enfrentaban parcialmente al imperialismo pero no emprendían cambios profundos con los que  habrían ganado un apoyo popular real y dar así un acento revolucionario a sus luchas. Para el autor, a su vez, los revolucionarios no deberían limitarse “a añadir nuevos capítulos a ese contrapunteo”. Su mensaje culminaba con reflexiones e interrogantes, que a pesar del tiempo transcurrido desde entonces (fue en 2004),  a nuestro entender siguen manteniendo actualidad:  ¿Cómo revisar las teorías y los conceptos como formación económica y social, dominación, hegemonía, luchas de clases, nacionalismo, nación, burguesía nacional, bloque histórico? (…) ¿Cuáles son las tareas inmediatas para los movimientos sociales y las organizaciones políticas en cuanto a actuación, concientización, divulgación y posturas públicas? ¿Qué relaciones guardarían la estrategia y las tácticas, la línea y los principios? “Y finalmente, pero no en último lugar, ¿qué hacer, concretamente, ante gobiernos actuales como los de Brasil y Argentina?”. Un interrogante que inesperadamente, vuelve a tener actualidad en nuestros días.

3. Pensamiento crítico, socialismo y revolución: incluyen los ensayos sobre “Pensamiento social y política de la Revolución”; “El ejercicio de pensar”; “Che: el pensador, la teoría, la crítica y el legado”; y “Socialismo”. El primero de los ensayos, está dedicado a la evolución de las actividades literarias y artísticas, de una forma analítica, más que anecdótica, y referida solamente al pensamiento social en general, durante el período transcurrido entre 1959 y 2007, en los que distingue tres etapas. En la primera, que va de 1959 y principios de los años 70, mediante la gran revolución de enero de 1959 hubo cambios muy profundos en la vida de las personas, las relaciones sociales y las instituciones. “El presente se llenó de acontecimientos y las relaciones interpersonales y la cotidianeidad se llenaron de revolución”. Se multiplicó súbitamente la cantidad de quienes pensaban sobre las cuestiones sociales y políticas, y el interés por conocer más acerca de ellas. La revolución socialista, con la conquista de la liberación nacional y la soberanía plena, asumió el patriotismo cubano y se apropió de todos sus símbolos y referencias. En esa época, para la dirección cubana fue vital entablar lazos con la Unión Soviética, pues el socialismo y el marxismo soviéticos parecían “ser los únicos, o los mejores”. Esa presencia y las urgencias políticas y militares, para el autor, ayudaron a que se vivieran el predominio del sectarismo en la organización política y se tuviera a la URSS como el modelo del socialismo. Aunque en esa primera etapa también había agudos conflictos y discrepancias en el seno de la dirección revolucionaria. Los rasgos principales de esa influencia teórica eran una mezcla del “viejo estalinismo del DIAMAT, autoritario y excluyente, que servía para el acatamiento de la línea y las orientaciones oficiales. Además de proponer la “emulación pacífica” entre el capitalismo y el socialismo, así como el reformismo en el Tercer Mundo. Aunque varios puntos de vista de la política nacional e internacional cubana no coincidían con esa doctrina, afirmaba Fernando.

Alrededor de 1970, se hicieron visibles las limitaciones del proceso revolucionario. El plan de desarrollo económico debió limitarse a incrementar la producción de azúcar. Además, no había habido victorias revolucionarias en América Latina, ni espacios para alianzas con países realmente soberanos y autónomos frente a los Estados Unidos. En una coyuntura muy desfavorable, el proceso cubano inició cambios profundos en muchos aspectos, con su proyecto inicial recortado. Esto dio lugar a lo que el autor considera una segunda etapa. Y en ese marco, el pensamiento social quedó sujeto a cambios que detuvieron su desarrollo y a un empobrecimiento y dogmatización. A mediados de 1971 se decidió el cierre de la revista Pensamiento Crítico, dirigida por Martínez Heredia y cesó sus actividades el Departamento de Filosofía de la Universidad de La Habana (también dirigido por él). El autor caracteriza al dogmatismo reinante en esa época con los siguientes rasgos, entre otros:la pretensión de poseer todas las preguntas permitidas y todas las respuestas infalibles”; servir de fundamento a la legitimación de lo existente y la obediencia a su orden”; “ser ajeno y opuesto a la actitud y el contenido del pensamiento revolucionario, y, sin embargo, simular ser su defensor y representante”; etcétera. En el año 2007 (cuando se escribió este ensayo, y que corresponde a la tercera etapa que se mencionó al principio) el autor veía un nuevo cambio y consideraba muy positiva la condena pública “a los dolorosos episodios de cacerías de brujas o a las prácticas infames en el trato entre compañeros”, aunque afirmaba que todavía quedaban rasgos negativos del mundo espiritual en esa época, y que el apoliticismo y las ideas y sentimientos conservadores que habían surgido, eran notables. El segundo ensayo, “El ejercicio de pensar”, escrito en diciembre de 1966, es el primer ensayo extenso que publicó el autor, que desató una gran polémica y sirvió de referencia para los jóvenes estudiantes en los debates que el Departamento de Filosofía de la Universidad de La Habana sostuvo, “desde una posición hereje”, frente al marxismo-leninismo oficial. En él, el autor intenta caracterizar al dogmatismo y al sectarismo contraponiendo los retos necesarios de “un pensamiento en revolución”. En el tercer texto, “Che: el pensador, la teoría, la crítica y el legado”, publicado en La Habana en 1985, sólo se exponen algunos aspectos seleccionados de la actuación y las ideas del Che, que dan cuenta del papel descollante que tuvo en el pensamiento cubano, en la universalización del socialismo y del marxismo y en el radicalismo revolucionario. El autor reconoce que debió hacerlo en una forma “más bien telegráfica y destinada a estimular el diálogo”.

4. Cuento, poema y vida: Textos literarios “Emilio Vapalpueblo y su martillo”; “A una mujer palestina”; y “La escritura y la Revolución”. Por fuera de la forma ensayística, el autor también utilizó los cuentos como un vehículo para poner de manifiesto las subjetividades en los procesos de guerra y de violencia popular.

Epílogo: escrito por Frei Betto; “Fernando Martínez, mi hermano cubano”. Frei Betto es escritor, filósofo, teólogo y fraile dominicano. Ha escrito más de 50 libros, y trabaja con los sectores populares y movimientos sociales de su país. Conoció a Fernando durante la Revolución Sandinista, cuando ambos asesoraban al FSLN. Cuenta que el autor se sintió impactado, “como tantos comunistas cubanos”, por “el vigor revolucionario de la fe de militantes cristianos hermanados con los sandinistas ateos” para derribar, en 1979, a la dictadura de Somoza.

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