25/04/2024

Capitalismo cognitivo, renta, saber y valor en la época posfordista, Carlo Vercellone

Traducción de Vladimiro Verre y Anaïs Roig
Prometeo: Buenos Aires, 2011, 249 págs.
 
Capitalismo cognitivo, renta, saber y valor en la época posfordista nos acerca, por primera vez traducidos al castellano, un conjunto de nueve artículos de Carlo Vercellone (tres de ellos escritos en colaboración con Dider Lebert y Jean Marie Monnier), publicados en diversas revistas extranjeras entre 2004 y 2010. La selección apunta a ofrecer un panorama general de las ideas directrices de una de las corrientes que nutren las aguas del debate en torno a las características (y las posibilidades) de la actual fase de desarrollo del capitalismo: la corriente integrada por intelectuales que, como Moulier Boutang, Lazzarato, Negri y el mismo Vercellone, entre otros, sostiene que el capitalismo se encuentra en una fase que reviste características estructurales diferenciales respecto de la anterior, la del capitalismo industrial. Las diferencias se establecen tanto en la manera en la que se organizan los procesos de trabajo como en las formas de creación de valor, las modalidades de acumulación, de circulación y distribución del saber, en los espacios de sociabilidad y las formas de subjetividad individual y colectiva que se crean a partir de las prácticas modificadas. Si bien  las diferencias aún no tienen carácter generalizado, tal como estos mismos autores sostienen, su presencia da cuenta de una tendencia que va cobrando cada vez más fuerza. En el contexto de estos cambios tendenciales y crecientemente potentes se vuelve necesario considerar las particularidades que hacen hoy a la relación entre capital y trabajo para pensar y proponer otras formas de socialidad distintas de las dadas. Desde nuestro punto de vista el libro de Vercellone, prologado por Pablo Míguez (bajo cuyo cuidado se realizó la edición) y con epílogo de Toni Negri, aporta líneas interesantes para comenzar a pensar tanto lo dado como la forma que puede asumir esa propuesta.

Dos lecturas posibles
El libro de Vercellone puede ser leído de dos maneras distintas. Una consiste en respetar la secuencia lineal planteada por los tres ejes temáticos que estructuran el libro. Siguiendo este camino, en los cuatro artículos agrupados bajo el primer eje,  “La tesis del capitalismo cognitivo: una aproximación marxista”, encontramos los conceptos y las articulaciones conceptuales que dan cuenta de los puntos de partida del autor para identificar las transformaciones estructurales ocurridas. Comienza así por el concepto de capitalismo cognitivo, categoría que utiliza para explicar el nuevo rol asumido por el saber y lo inmaterial en el capitalismo contemporáneo. Este punto de partida, sin embargo, no equipara la lectura que propone Vercellone del papel actual del saber con la lectura de la economía basada en el conocimiento o la del capital humano. En éstas, sesgadas por un determinismo tecnológico –y nosotros agregaríamos: por un enfoque fetichista y fetichizado el saber en sí mismo se presenta como una fuente de riqueza novedosa e importante dada la abundancia de información y su potencialidad de circulación. Para el capitalismo cognitivo, en cambio, lo crítico y determinante es más bien de carácter cualitativo: lo que importa son las transformaciones que, a partir de una generalizada capacidad cognitiva de interpretar y movilizar la información, se producen tanto en las formas de valorización del capital como en la organización de la producción. El concepto de capitalismo cognitivo, así, es sintético: implica una síntesis entre lo viejo –variables fundamentales en el sistema capitalista como las de ganancia, relación salarial y trabajo como fuente de plusvalor– y lo nuevo de esta fase estructural –la naturaleza del trabajo, las fuentes de valorización y la estructura de la propiedad–. 
El segundo eje, “Capitalismo cognitivo y estado de bienestar”, nos acerca dos artículos que ponen sobre la mesa de debate temas que dan cuenta de las consecuencias políticas derivadas de aceptar los conceptos propuestos. Uno de esos temas es el relativo al comienzo de una crisis en la separación entre trabajo productivo e improductivo (y la consecuente división sexual del trabajo) que el fordismo sanciona y legitima con las políticas del estado de bienestar. Esta crisis, que puede ser considerada resultado de la democratización de la enseñanza y de la elevación del nivel general de formación derivadas del modelo de protección social difundido por el fordismo, resquebraja a su vez la clara oposición entre tiempo de trabajo y tiempo de ocio y desprecia por rígidas las condiciones de contratación y de empleo vigentes hasta el momento. Así, bajo este segundo eje el autor pone en discusión condiciones de producción de valor y riqueza. Pero pone en discusión también la distribución. Por ello, contra la idea neoliberal de un ingreso mínimo de subsistencia condicionado levanta la propuesta de un ingreso social que esté garantizado, sea digno e incondicional, proporciona sus fundamentos económicos y da cuenta de la manera en la que, en el capitalismo cognitivo, este ingreso puede ser financiado.
Finalmente, el tercer eje, “Capitalismo cognitivo, mundialización y crisis”, nos acerca tres artículos que, luego de haber pensado lo dado, nos hace reflexionar acerca de lo posible. Si bien el punto de partida es la crisis, el autor apuesta a la posibilidad de desarrollo de un modelo social y ecológicamente sustentable, en el que primen los derechos colectivos sobre la lógica mercantil. Esta posibilidad, sin embargo, está lejos de resolverse simplemente en un nuevo contrato entre capital y trabajo. No deriva tampoco de manera directa ni necesaria del hecho de que el capitalismo ya no pueda inmiscuirse de la misma manera en el proceso de trabajo (hecho que, según el autor, nos permitiría pensar en una nueva etapa de subsunción formal) y ni siquiera de las nuevas socialidades desplegadas a partir del capitalismo cognitivo. En la medida en que en éste aún se encuentren en vigencia mecanismos que favorecen la explotación y la acumulación (como, por ejemplo, la relocalización internacional de actividades productivas según las condiciones de contratación del trabajo, los “cercamientos del saber” reforzados por los derechos de propiedad intelectual de las empresas), el capitalismo sigue operando con su lógica “mafiosa”–en términos de Vercellone–, en función de su propio beneficio.
El segundo tipo de lectura posible para el libro queda planteada a partir de la presentación realizada por Pablo Míguez y del epílogo de Toni Negri. Ambos constituyen los lados de una pinza que ayudan a tomar los artículos de Vercellone en sentido transversal. El primero, porque expone los ejes conceptuales que los recorren en su totalidad y permite, con ello, rescatar de cada uno los elementos fundamentales que proporcionan una visión de conjunto de la propuesta del autor. La lectura analítica que propone cada artículo del libro se completa, así, con la lectura sintética facilitada desde el prólogo. El segundo, porque recuerda el carácter político que debe darse a la lectura. Esto es, aunque el libro presente una exposición clara de las ideas y conceptos principales de la corriente del capitalismo cognitivo, ciertamente la intención que subyace no es meramente académica ni formativa. El epílogo de Negri nos recuerda que no se trata simplemente de conocer, sino de hacer.
 
Los supuestos subyacentes
Ya sea que hagamos una lectura secuencial o transversal, hay dos supuestos que atraviesan en su conjunto a los textos reunidos en este libro y que, desde nuestro punto de vista, ponen de manifiesto la pretensión que les subyace. El primero es que para entender la fase actual del capitalismo (o cualquiera de ellas) es necesario tener en cuenta que el punto de partida tiene que ser la consideración de la relación entre capital y trabajo. Es decir, es necesario partir de un punto de vista relacional aún cuando el foco del análisis esté puesto en algún aspecto particular o individual de esta relación. El segundo supuesto es que esta relación es esencialmente antagónica. Esto significa que debemos estar atentos a los conflictos de saber-poder que hacen mella en ella, que impactan en las transformaciones de la división del trabajo, de las modalidades de acumulación, de las formas de propiedad y de control. Partir de estos dos supuestos permite hablar del capital y del trabajo no en términos de un conjunto de variables que entran en juego en una relación de interdependencia objetiva y aséptica sino en la dimensión histórica que los constituye. De esta manera, las categorías fundamentales que se ponen en juego en las explicaciones (trabajo, capital, valor, ganancia, etc.) dejan de ser santuarios que reverenciar para convertirse en instrumentos a partir de los cuales y con los que es posible transformar. Independientemente de las discusiones que todavía están pendientes en torno a algunas de sus propuestas, es indudable que la perspectiva del capitalismo cognitivo en general, y las de este libro de Vercellone en particular, están en consonancia con ese ideal transformador.

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