18/04/2024

Un nuovo Marx. Filologia e interpretazione dopo la nuova edizione storico-critica (MEGA), de Roberto Fineschi

                (versione italiano)

Roma, Carocci, 239 págs.

Roberto Fineschi es conocido en Italia como experto en el pensamiento marxiano, tanto como para haber retraducido el Primer Libro de El capital, a la luz de la nueva edición de las Obras Completas de Marx y Engels (Marx Engels Gesamtausgabe, precisamente de MEGA) que se está llevando adelante en estos años en Alemania. Justamente a esta ciclópea obra de reconstrucción científica de las obras de Marx y Engels está dedicada la primera parte de este volumen, mientras la segunda lo está a El capital. La lectura del libro puede permitir al conocedor del pensamiento marxiano y engelsiano una mirada sobre el estado de los trabajos de publicación de las obras de Marx y Engels que por demasiado tiempo se han deseado. En efecto, Fineschi recuerda que la publicación de las obras completas de Marx y Engels fue combatida en Occidente por los Estados burgueses y por los intelectuales orgánicos a su aparato ideológico. Pero la misma suerte corrió en los países del así llamado “socialismo real” a causa del estalinismo. Desde este punto de vista es confirmada la tesis de Ernst Fischer, que no hace una sustancial distinción entre estalinismo y fascismo en sus relaciones con el pensamiento original de Marx y Engels. 

En su tiempo (o sea en 1968) Lukács recordaba en sus Conversazioni haber estudiado en los años 30, en el Marx-Engels-Lenin Institut de Moscú, los manuscritos originales de El capital de Marx constatando que el libro constaba de más de diez tomos y no de cuatro como sostenía la vulgata ortodoxa. La información de Lukács fue confirmada veinte años después por Enrique Dussel que en sus detallados comentarios de las obras económicas de Marx habla de cuatro redacciones de El capital, realizadas por Marx. Por eso Dussel sostenía que existían en Moscú, bien conservadas por el régimen, miles de páginas inéditas de Marx. La tarea de la nueva MEGA es la de ofrecer al lector esta gigantesca mole cuantitativa. ¿Tendrá razón Dussel cuando sostiene que aún en el siglo XXI existiría un Marx inédito? Precisamente parece que sí, por lo que nos narra Fineschi. Pero debo decir sobre este punto la perplejidad me ha suscita el libro de Fineschi, cuando no cita nunca los trabajos de Dussel, que sin embargo, son totalmente semejantes a los suyos.    

Entre las ediciones publicadas de El capital ya había importantes diferencias, que sustancialmente son consecuencia de la relación entre Marx y Hegel. Sobre este punto esencial de la formación del pensamiento de Marx, Fineschi recuerda dos entre los más importantes estudiosos de Marx: Hans-Georg Backhaus y Helmut Reichelt. Backhaus sostiene que en la segunda edición de El capital aparecen reflexiones sobre las formaciones histórico-lógicas que están ausentes en los Grundrisse y en la primera edición de El capital. Backhaus concluye que éstas no eran fundamentales para el trabajo de análisis de El capital de Marx, pero no explica por qué Marx siente la exigencia de aportar estas modificaciones. Por otra parte, Reichelt sostiene que el concepto marxiano de capital y el hegeliano de espíritu tienen una idéntica estructura lógica. En este sentido Marx verdaderamente habría puesto el pensamiento hegeliano con los pies sobre la tierra. Pero para ambos y para tantos otros investigadores acallados por la ortodoxia estalinista, no existen dudas sobre la estrecha relación entre Marx y Hegel, algo que veinte años atrás era drásticamente negado y no sólo en los países comunistas, si se piensa por ejemplo en Althusser.
Fineschi es muy hábil en reconstruir el debate sobre la relación Hegel-Marx, también porque es autor de un estudio específico sobre la materia, publicado hace un par de años. El punto esencial es que la indudable relación de Marx con Hegel, ha asumido en la vida del fundador del materialismo histórico diversos aspectos durante su desarrollo histórico. Fineschi señala también algunas líneas de investigación para clarificar algunos de estos aspectos que son sustancialmente cronológicos: 

A mi modo de ver, francamente es miope afirmar que la posición sobre Hegel del Marx maduro […] sea la misma que la del Marx joven que todavía no tenía una propia teoría de la historia. No parece correcto sostener que se trata de dos métodos idénticos o de métodos semejantes […]. Me parece necesario confrontar las afirmaciones marxianas de su relación con el filósofo idealista con los textos y con su misma praxis teórica. De estas exposiciones no se entiende en qué consiste la célebre inversión; sostener que el fundamental aspecto es el ser y no ya el pensamiento no dice mucho, porque presupone el conocimiento del significado de estas categorías, mucho más cuando en las interpretaciones más groseras se acepta la identidad en Hegel de pensamiento y conciencia, y por lo tanto la relación pensamiento-materia es reducida a la banalidad según la cual, para Hegel lo que los individuos piensan determinaría la relación social, mientras para Marx sería lo contrario. El pensamiento es por lo tanto reducido a lo pensado. […] Sustancialmente la cuestión de la relación entre idealismo y materialismo ameritaría un nuevo enfoque que precise la noción de proceso y desarrollo. (p. 61).

El tenor de las afirmaciones de Fineschi revela que finalmente los estudiosos de Marx han asumido el tono justo de la crítica, volviendo a poner en discusión todos los fundamentos y las supuestas verdades del pensamiento del filósofo de Tréveris, lo que significa también al mismo tiempo rediscutir pero sin eliminar y con reconocimiento o incluso con agradecimiento, el pensamiento del mismo Hegel. La larga cita permite comprender la complejidad del análisis de Fineschi, al que el espacio de la reseña no permite hacer justicia. Puedo concluir recordando que en lo referido a la reconstrucción del pensamiento de Marx, Fineschi la propone a partir de la reconstrucción de El capital, que por tanto es considerado por él la obra central de Marx, aquella a la que dedicó gran parte de su existencia. Y también el punto de partida para la reconstrucción del nuevo Marx.

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