28/03/2024

Religión sin redención, contradicciones sociales y sueños despiertos en América Latina, Luis Martínez Andrade

Ediciones de Medianoche
Universidad de Zacatecas, 2011, 188 págs.
 
Escribo estas líneas con el placer de haber leído el libro de Luis Martínez Andrade: Religión sin redención, contradicciones sociales y sueños despiertos en América Latina[1] con un excelente “Prólogo” de Renán Vega Cantor. Hay que mencionar que el encanto no es solamente porque conozco al autor desde hace algunos años, sino también porque sé, de buena tinta, las dificultades de los orígenes rebeldes de la teoría crítica en el Pensamiento a Contrapelo de este apasionante texto. El encanto es, también, porque hoy sabemos las dificultades de la teoría crítica en los espacios educativos, desencantados por la fragmentación e individualización del horror de las modas del mercado: Derechos Humanos institucionalizados; Inmigrantes en trenes de la vergüenza; Indígenas actualizándose en el mercado de la cultura y el folclor del Desarrollo Turístico Sustentable; Problemas de Género organizados mediante el mercado de matrimonios controlados por las instituciones; etc. En otras palabras, subjetividades maniatadas por las corruptelas de los “puntajes” o “calificaciones” establecidas en las verdades empíricas positivistas del hiperrealismo empresarial de la democracia del mercado neoliberal.

Así, si miro los caminos recorridos de su pensamiento desde 2004, cuando conocí a Luis Martínez en la licenciatura de Sociología de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), puedo decir que su escritura es el resultado de varios años de experiencia de enriquecimiento del conocimiento de conceptos y categorías. Con los recuerdos en mi memoria rescato partículas de su tesis de licenciatura: Fenómeno underground. Un acercamiento al proceso cultural de los movimientos de resistencia. Conocía bien el proceso de dificultades de la escritura de esta tesis, fuera de los parámetros dominantes. La tinta crítica de su tesis, cuestionando el mundo, contiene esos átomos en el tiempo y espacio de dificultades. En segundo lugar, cuando asesoré su tesis de maestría (2004-2006), Paradigmas civilizatorios y atavismos coloniales. Centro comercial y prácticas discursivas, en el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego” (ICSyH-BUAP), pudimos constatar el enriquecimiento teórico de reflexiones de negatividad y esperanzas aplastadas por los atavismos comerciales de la circulación de mercancías. En tercer lugar, la fuerza de su pensamiento son sus recorridos por el mundo: Caen, Francia en 2005 y, ahora, estudiando el doctorado en École des Hautes Études en Sciences Sociales en París (Francia) bajo la asesoría de Michael Löwy, investigador Emérito del Centro Nacional de Recherches Scientifiques.
En fin, las líneas anteriores tienen la finalidad de apreciar la continuidad de un pensamiento crítico. No solamente ha publicado en diversos países sus reflexiones[2], sino también, y sobre todo, porque ganó el Primer Premio del “Concurso Internacional de Ensayo: Pensar a Contracorriente”. El jurado mencionó que su ensayo, El centro comercial como figura paradigmática del discurso neocolonial. Racismo y poder en América Latina, fue premiado por la originalidad y profundidad en el tratamiento de un tema central: el consumismo especializado en lugares concretos del centro comercial, como lugar de transformación del ciudadano en individuo aislado y estereotipado; pero también porque contribuye a ponernos alertas frente a los peligros de la globalización neoliberal.
En este sentido, los hilos de la religión con los que trabaja Luis Martínez presentan las contradicciones sociales, al mismo tiempo que los sueños despiertos en el antagonismo Capital-Trabajo en América Latina. Su trabajo expresa la continuidad del pensamiento crítico y rebelde, pero también una reflexión sobre las interioridades sociales de lo religioso y la metafísica, la metacrítica o la metapolítica, como posibilidad de comprensión y de crítica de las subjetividades de las vidas dañadas (diría Theodor Adorno en Minima Moralia) por la globalización y mundialización de la ley del valor inmersa en los procesos de producción y circulación de las mercancías.
Hay que mencionar que el pensamiento de Luis Martínez traducido en este libro se nutre no solamente de la tradición del pensamiento occidental: Ernst Bloch y el Principio Esperanza; Walter Benjamin y el Mesianismo con su teología profana; Theodor Adorno y la Dialéctica Negativa; Karl Marx pensando no solamente la religión como opio del pueblo, sino también como la expresión del alma rebelde y crítico de la criatura oprimida. También, se inspira en las mejores tradiciones del pensamiento crítico latinoamericano: Eduardo Galeano pensando la historia del capitalismo y el eurocentrismo en América Latina; Enrique Dussel con su ética de la liberación y Michael Löwy acompañado por la Teología y el “cristianismo de la liberación”.
Entonces, queremos mencionar que el libro de Luis Martínez no es una ocurrencia mística del pensamiento religioso, fuera del mundo. Su trabajo teórico contiene años de reflexiones y caracterizaciones conceptuales y categoriales en relación con los sueños despiertos del todavía-no-aún del pensador marxista Ernst Bloch y de Walter Benjamin, quien, entre otros temas de la literatura y la política trabajaba justamente el sentido de la historia y la catástrofe de la naturaleza (el hombre comprendido en la historia de su naturaleza) como crítica del mundo en ruinas sobre ruinas: Religión sin Redención, título del libro que ahora presentamos. Cabe mencionar que Benjamin plantea en unas notas complementarias a sus Tesis del Concepto de Historia la importancia de la religión como teología política. No se puede entender el centro de la vida sin comprender que el motor de la historia son esos hilos del imaginario teológico de los sueños que se mueven en las oscuridades de las tinieblas como Eros en la Civilización capitalista, diría Marcuse; subjetividades que se esconden, pero, a la vez, se movilizan contra la represión y la sangre derramada en los procesos de colonización y privatización en la historia.
Si Benjamin afirma que si por las letras que se secan en el papel fuera, nada quedaría de los sujetos activos que participan en esa escritura, entonces podemos comprender que el diálogo que establece Luis Martínez con los autores clásicos del tema de lo religioso, los muertos, es una actualización del sentido de la historia en el contexto moderno. Son ecos y huellas de la rabia del pensamiento de la comunidad política por tanta injusticia en el mundo. Las palabras de rabia de Luis Martínez toman sentido de esperanza contra el derrotismo y el pesimismo de la historia de ciertos discursos tradicionalistas que trasmiten las cosas inteligiblemente, pero sin sujetos, conservando las condiciones capitalistas que producen la injusticia. Por lo tanto, la rabia trasmite un espíritu imaginativo y creador del carácter destructor que nos menciona Benjamin. Nos participa las situaciones para, primeramente, volverlas manipulables mediante la mirada dialéctica, pero, al mismo tiempo, liquidables por las experiencias del pensamiento crítico. Su descripción demuestra que en los espacios del reino de la mercancía, donde todos somos palacio en las apariencias del consumismo, existe la maquinaria productora de injusticia y sangre de las venas abiertas de América Latina. Este título del libro de Eduardo Galeano sobre la expoliación y explotación latinoamericana es retomado por Luis Martínez para mostrar que los caminos de búsqueda de redención de tantos pensamientos que fueron asesinados es un réquiem de historias abandonadas por los grandes discursos en la Sociedad del Espectáculo (diría Guy Debord) en el Estado de Excepción (afirmaría Giorgio Agamben), que hoy vivimos con la militarización derramando sangre por todos los poros de la sociedad.
En otras palabras, como podemos constatar en el aumento de suicidios, ninguna subjetividad sale exenta, todos vivimos la paranoia de los poderosos que han sacado de sus casernas, mediante la legitimación de la sociedad espectacular, a los militares, para proteger las ventanas abiertas de su utopía neoliberal. Por lo tanto, los hilos del libro de Luis Martínez son como un arco-iris en el cielo. Reivindican las condicionantes sociales de la religión como los gritos de la criatura oprimida, aquellas murmuraciones del interior que se rebelan contra el capitalismo destructor de los cuerpos de los trabajadores y la naturaleza: ¡Ya Basta! ¡No Más Sangre!, ¡No a la Guerra de los Grandes del Planeta contra los miserables de la tierra!
Estas reflexiones muestran que la rabia, expresada en las neurosis y esquizofrenias, ya no pueden ser tratadas en la privacidad, se rebelan ante la injusticia y explotación experimentada por miles de millones de trabajadores y trabajadoras, niños y niñas en el mundo (ver Chiapas y los zapatistas, la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca en 2006, Atenco en México, Grecia, España en Europa, y Medio-Oriente en llamas). Podemos decir que las experiencias tratadas en este libro son manifestaciones de la fuerza más noble de la historia: el pacifismo y no la fuerza brutal angustiosa y dolorosa de la muerte. Estas expresiones son tal vez discretas ante la fuerza de los medios de comunicación que controlan la Sociedad del Espectáculo. Sin embargo, son importantes para comprender que el mundo moderno con su violencia estructural está constituido básicamente de las esperanzas de lo religioso del pasado en el presente. Por esto, los muertos se rebelan con los vivos, pues saben que, como lo vimos en los festejos de las Revoluciones de 1810 y 1910, seguirán siendo des-enterrados para volverlos a enterrar más profundamente con el sentido de la historia que sigue gritando: No Más sangre ni Explotación, Ya Basta.
 
Fernando Matamoros Ponce
 


[1] El origen de Religión sin Redención viene de “El capitalismo como religión” (Walter Benjamin, publicados en 1985 por Rolf Tiedemann y Hermann Schweppenhäuser en el volumen VI de los Gesammelte Schriften). Ahí, Benjamin aborda el capitalismo como religión cultural. Apoyándose en la frase de Ernst Bloch, su crítica es a la neutralidad axiológica de Max Weber.
[2] México: Argumentos (UAM), Metapolitica, Lampara de Diogenes (BUAP-Puebla-México); Argentina: Herramienta; Brasil: Interações-Cultura e Comunidade; Horizonte. Do Núcleo de Estudos em Teologia; Polonia: CESLA y Nowa krytyka; Francia: Les Cahiers Amérique Latine (Paris 8-Francia); Cuba: Temas. Cultura, Ideología y Sociedad; Colombia: Polisemia. Reseñas criticas: Bajo el Volcán (BUAP); Archives de Sciences Sociales des Religions (EHESS-Francia); Estudos de Sociologia y Brasileira de História das Religiões (Brasil).

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